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Los terratenientes temen que la inyección de residuos de fracturación hidráulica amenace los acuíferos del oeste de TexasInside Climate News, The Texas TribuneCobertura mediática | 10 mar 2023

Por Dylan Baddour y Pu Yin Huang
10 de marzo de 2023

Pozos petrolíferos y antorchas bordean la zona donde David Shifflett cultiva pacanas. Crédito: Pu Ying Huang/The Texas Tribune

Una tubería de agua producida en el límite de la propiedad de Shifflett. Crédito: Pu Ying Huang/The Texas Tribune

Contaminación subterránea

Una plataforma de perforación en el condado de Pecos. Crédito: Pu Ying Huang/The Texas Tribune

Un trabajador descarga aguas residuales en un pozo de evacuación del condado de Reeves en febrero. Crédito: Pu Ying Huang/The Texas Tribune

Miles de agujeros

Greg Perrin dirige el Distrito de Conservación de Aguas Subterráneas del Condado de Reeves desde su oficina en la ciudad de Pecos. Crédito: Pu Ying Huang/The Texas Tribune

"Apocalipsis en los campos petrolíferos"

El ganadero Schuyler Wight observa los charcos de crudo que se han ido filtrando de un pozo abandonado de su propiedad. Crédito: Pu Ying Huang/The Texas Tribune

Se muestran varias fugas en la propiedad de Ashley Watt durante una visita guiada por el bombero Hawk Dunlap y la abogada Sarah Stogner. Ambos trabajan con Watt para documentar el estado de los pozos con fugas. Crédito: Pu Ying Huang/The Texas Tribune

Ashley Watt, propietaria de Antina Cattle Company, comenzó a encargar excavaciones en los pozos abandonados de su propiedad para investigar las fugas. Crédito: Pu Ying Huang/The Texas Tribune

En el lago Boehmer, Hawk Dunlap sostiene un monitor de gas sulfhídrico, que empieza a pitar cuando los niveles de gas aumentan peligrosamente. Crédito: Pu Ying Huang/The Texas Tribune

Hawk Dunlap en el lugar donde se encuentra el lago Boehmer, un lago de salmuera que se ha filtrado de un antiguo pozo en el condado de Pecos. Crédito: Pu Ying Huang/The Texas Tribune

Terremotos y manantiales

Dijo que el mayor terremoto que se recuerda en esta región, de magnitud 5,7 en 1995, antes de la fracturación hidráulica, se produjo a 65 km al sureste de aquí y enturbió los manantiales de San Salomón durante una semana. La sismicidad afecta a las cavernas subterráneas que alimentan los manantiales, explica, y le preocupa lo que podrían provocar los terremotos y la inyección de aguas residuales.

Neta Rhyne, propietaria de Toyahvale Desert Oasis, en su tienda cerca de San Soloman Springs, en Toyahvale. Crédito: Pu Ying Huang/The Texas Tribune

El agua de manantial fluye hacia los agricultores cercanos a través de canales situados junto a la carretera en la ciudad de Toyahvale. Crédito: Pu Ying Huang/The Texas Tribune

Protesta contra los permisos

David Shifflett inspecciona viejos informes en el Pecos Enterprise sobre terremotos en su zona. Crédito: Pu Ying Huang/The Texas Tribune

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