Socorro se crió en una finca cafetera en la ciudad de Lares, Puerto Rico. Estudió en la Universidad de Puerto Rico, recinto de Río Piedras, donde se licenció en Ciencias Políticas y obtuvo un máster en Administración Pública, con especialización en Política Pública.
Tras graduarse, decidió dedicarse a la organización comunitaria. Era el año en que las comunidades pobres estaban bajo la política de "3 strikes, estás fuera" y las comunidades carecían de necesidades básicas y estaban infestadas de drogas. Trabajó en un proyecto modelo que empoderaba a las mujeres mediante la creación de dos cooperativas: una de jardinería y otra de cuidado de niños, gestionadas por residentes de estas comunidades.
Trabajando con los más vulnerables de todos, Socorro decidió unirse a organizaciones políticas y comunitarias que trabajaban por la liberación de Puerto Rico y de las instalaciones militares establecidas en su país por Estados Unidos.
Ese trabajo la llevó a unirse al Sindicato Internacional de Empleados de Servicios local 1099 (SEIU1099) y a su lucha por organizar a los trabajadores del sector público que no tuvieron derecho a organizarse hasta 1998. La lucha contra la privatización de los servicios de salud mental le dio la oportunidad de reunirse con el pueblo isleño de Vieques. Este pueblo estaba siendo destruido por la base militar que se instaló en los años 40, desplazando a la gente que vivía allí y envenenando el agua y los recursos naturales.
Los habitantes de este pueblo llevaban décadas luchando por el cierre de la base militar, que en aquella época era el principal empleador. Y la gente moría a causa de la contaminación producida por los bombardeos militares. Vieques tiene un alto índice de cáncer, y la cosa no pintaba bien. En 1999, después de que una bomba matara a un guardia local, la gente decidió que ya era suficiente, que Vieques no iba a ser la zona de guerra experimental, y con la colaboración de todos los sectores de la sociedad el pueblo inició la coalición "Todo Puerto Rico con Vieques" para cerrar la base militar.
A continuación, SEIU envió a Socorro a Vieques para colaborar con la comunidad en los esfuerzos de capacitación de miembros de la comunidad para hacer desobediencia civil durante los bombardeos marítimos activos, y trabajar con la "Alianza de Mujeres Viequenses", el grupo de mujeres de Vieques que decidieron que ya era suficiente. Se trasladó a Vieques para comprender su dolor.
Tras casi 4 años de continuas reuniones, desobediencia civil, marchas, protestas, elecciones y un plebiscito local, David venció a Goliat. El pueblo tomó el asunto en sus manos, se organizó y cerró la base militar. Ahora estas mujeres trabajan en la descontaminación del terreno y proporcionan desarrollo económico a la comunidad.
El gusanillo de la justicia social llevó a Socorro a Estados Unidos para trabajar en la campaña Justicia para los Conserjes y en la lucha por una ley de inmigración justa. Desde entonces, ha trabajado con diferentes organizaciones latinas empoderando a las comunidades latinas en Florida a través de programas de compromiso cívico que han registrado a cientos de miles de latinos y han elegido a otros latinos para cargos públicos. Ahora está entusiasmada con su próximo capítulo en Texas, organizándose con Commission Shift para aumentar el compromiso cívico y promover la participación pública en la supervisión del petróleo y el gas.